martes, 5 de mayo de 2015

Anoche no podía conciliar el sueño.
Sentía mucha tristeza...

Salí al jardín y prendí un pucho.
Levante la mirada y encontré una hermosa luna, no se si era por mis ojos lagrimeando, pero la encontré más imponente que nunca.

Cuando era chica, solía buscar figuras en la luna.
Durante años imaginé un lobo viviendo dentro de ella.

Anoche la miré,  buscando esa figura que vi por años.

Pero me perdí con su brillo intenso. Cerré los ojos, escuché el viento correr por mi jardín y deje caer una lágrima.

Fue un instante mágico, éramos sólo ella y yo.
Me seque la lágrima...

Estaba llorando por algo que no valía la pena.

No le di valor a lo básico.

Puede parecer una tontería...
Pero cuando levante la vista y vi esa luna, agradecí.
Agradecí la posibilidad de poder ver semejante belleza.
Agradecí poder sentir el viento en mi cara.
Agradeci, por estar viva...

Me fui a dormir en paz!

La tristeza es inevitable.

Vivir nos regala todo tipo de sentimientos...

Hoy en particular, observé una situación que me dejó pensando...

Tuve que viajar en tren, cuando subí al vagón, había un hombre de 33 años pidiendo ayuda.
Él y su mujer eran portadores de HIV.
Escuché todas sus palabras, preste atención.

El hombre dijo :

"Quién no pueda colaborar con dinero, puede hacerlo con una palabra de aliento,  un apretón de manos o un abrazo"

En ese momento mi mente quedó perpleja.
Había un hombre parado frente a muchas personas, pidiendo una ayuda económica...

PIDIENDO UN ABRAZO!

Baje del tren pensando que ninguno de los que viajamos en ese vagón,  tuvimos noción de lo que pedía.

La gran mayoría de las veces, escuchamos personas solicitando una ayuda económica.

Pero este hombre pidió algo más,  un afecto, un abrazo.

Tal vez por temor, falta de costumbre o simplemente egoísmo, todos dejamos pasar ese pedido.

Cuento esto,  porque anoche cuando estaba mirando la luna,  cuando agradecía por estar viva, hubiera dado cualquier cosa por tener en ese momento un abrazo. Una palabra de aliento.

Todos los seres del mundo.
Sin importar condición social, religiosa, de salud o el término que deseen aplicar, necesitamos ese abrazo, esa palabra de aliento. El apretón sincero de manos.

Si tan solo fuéramos menos egoístas...si tan solo pudiéramos dar más amor,  tal vez , el mundo sería distinto.
Tal vez, seriamos realmente humanos...

No hay comentarios:

Publicar un comentario