Llegó diciembre y con él, mí inevitable balance anual.
Hay quienes, tal vez, les interese leer estas líneas, hay quienes lo van a pasar por alto. (Y está permitido).
Comencé el año rodeada de ellas...mis amigas.
Las personas que sostienen mi mano hace muchos, muchísimos años.
Recuerdo qué me paré en una silla y bajé con el pie derecho, deseando muy en mí interior un excelente 2017.
Entendí que no hay que ponerse más peso del necesario.
Que los momentos malos suceden y si uno le pone mucho huevo, se superan y te dejan la mejor de las enseñanzas.
Y qué cuando menos lo esperas, los reencuentros aparecen, sin necesidad de dar explicaciones.
Derrotas, llantos, risas...ganas de mandar todo al carajo y ganas de volver a empezar con más garra, más sabiduría.
Si, suena pedante. Pero es la verdad y está buenísimo como se siente!
Porqué pese a todo, sigo conservando mis principios, mis ideales.
Mis hnos. Qué aunque choquemos, lo son todo y siempre van a estar en un lugar especial de mi vida. Mi historia.
Mis amistades...los de siempre y los nuevos.
Un trabajo que me gusta!
La música, mis tangos, el fútbol (sobre todo mi boca querido)
Las charlas, esas qué te desvelan...
El amor... siempre el amor!
Me detuve a mirar mi interior, me busqué, me encontré y todo lo que hoy veo, merece mi agradecimiento.
Hoy, a pocos días de cerrarlo puedo dar gracias por otro año más!
No fue fácil, pero acá estamos...
AGRADECIENDO, siempre agradecida!
Un año, que sin duda fué de mucho aprendizaje.
Un año dónde la salud de las dos personas que más admiro estuvo en juego...mis viejos!
Doy gracias de poder tenerlos junto a mí y tenerlos vitales!
Los amo, ustedes lo son todo!
Son mi mundo y mí mejor escuela.
Un año, dónde entendí qué hay que superar los enojos, porque detrás de cada uno de ellos, solo hay dolor.
Aprendí a perdonar, pero sobre todo, a perdonarme.
Aprendí, que las distancias, no siempre son "olvidó".
Qué el amor sí es mutuo y genuino no necesita mucho preámbulo y para manifestarlo solo basta fundirse en un abrazo!
Aprendí, que no hay obstáculos más grandes que los que uno solo pone en su mente. Qué si tenés la capacidad de correrlos de lado nada es imposible.
Esté fué un gran año!
Lleno de nuevas experiencias, aprendizajes, amores, triunfos...
Un año especial, llegué a mis 30 años y estoy orgullosa de mi misma...
Me aplaudo por los resultados obtenidos. Sobre todo, porque no fueron ambiciosos.
PARA SER FELIZ NO NECESITAMOS TANTO!
Las risas de mis sobrinos/as y sobrina nieta, las miradas de mis viejos.
Volver a la radio y a tener esas charlas de previa producción que reconfortan el alma de cualquiera. Poder compartir eso y sobre todo, poder hacerlo con esos tres grandes amigos, no tiene precio!
Hace un tiempo que paré la moto...
Por eso, GRACIAS 2017!
martes, 12 de diciembre de 2017
lunes, 14 de agosto de 2017
En vísperas de mis 30 años
Estoy a muy pocos días de cambiar de década, ¡Se vienen los 30 años!
Lejos estoy de deprimirme, aunque debo admitir que el término "Señora "me sienta medio mal.
Cómo que todavía no logro amigarme con esa palabrita de 6 letras.
Cómo que todavía no logro amigarme con esa palabrita de 6 letras.
Bastante difícil me resulto cargar a mis 13 años con el apodo de "Nona". Ni hablar de las prematuras canas...
Fui tía por primera vez a los 4 años, tía abuela a los 26 años. Si sigo así, no llego a los 40!!! ( Na, chisteeee)
Aunque ahora que lo pienso mejor, mi apodo no estuvo nada mal y con los años aprendí a quererlo.
Con los años, aprendí muchas cosas...
Aprendí que los enojos no pueden ser eternos.
La importancia del poder perdonar
La importancia del poder perdonar
Entendí que los afectos no siempre permanecen para siempre. Algunas personas cambian de rumbo, llegan a nuestras vidas, nos sacuden y se van dejando una enseñanza o un gran recuerdo.
Entendí, y me costó bastante, que mis padres no son eternos. Me amigue con eso y poder comprender eso me enseñó a darles valor a los instantes.
Pucha que tenemos lindos momentos, las sonrisas de los que queremos, ver sus crecimientos, progresos. Qué lindo que es sentirnos queridos, que nos tengan en cuenta!
Con los años me amigué con mis fracasos. Durante mucho tiempo los sentí como un gran peso, hasta que pude entender la enseñanza que había detrás de cada uno de ellos.
Aprendí a escuchar...
¡Cuantos, de nosotros, muchas veces solo necesitamos que alguien nos escuche!
Aprendí a decir que no, sin sentirme mal por ello.
Aprendí a escuchar...
¡Cuantos, de nosotros, muchas veces solo necesitamos que alguien nos escuche!
Aprendí a decir que no, sin sentirme mal por ello.
Con los años, me volví más auténtica.
Entendí la famosa frase: "quién te quiere, te busca".
Entendí la famosa frase: "quién te quiere, te busca".
También, comprendí que la actitud es una pequeña cosa, que hace una gran diferencia. Aunque, muchas veces el costo que tenemos que pagar por tenerla sea muy alto.
Entendí que siempre, si se quiere, se puede ayudar al otro. (Y no hablo precisamente de ayuda económica).
Aprendí que la palabra ambición no tiene por qué ser mala. La definición que brinda el diccionario dice: "Deseo intenso y vehemente de conseguir una cosa difícil de lograr".
Ojo, puede ser una cualidad muy positiva en ojos de algunos, y una muestra de competitividad desmedida para otros.
No hay nada malo en querer prosperar, eso sí, siempre y cuando uno sea respetuoso con los demás y honrado en su forma de actuar.
A mis casi 30 años, valoro mucho más los principios que me inculcaron mis padres.
Lo importante que es el respeto, para con los demás, pero, sobre todo, para con uno mismo.
Ojo, puede ser una cualidad muy positiva en ojos de algunos, y una muestra de competitividad desmedida para otros.
No hay nada malo en querer prosperar, eso sí, siempre y cuando uno sea respetuoso con los demás y honrado en su forma de actuar.
A mis casi 30 años, valoro mucho más los principios que me inculcaron mis padres.
Lo importante que es el respeto, para con los demás, pero, sobre todo, para con uno mismo.
La verdad, no tengo nada de que quejarme. Nada de que arrepentirme. Puedo considerarme, sin lugar a dudas, ¡una mujer AFORTUNADA!
Ahora sí,pueden llamarme SEÑORA!!!
martes, 4 de julio de 2017
Cuando dejamos de escondernos de nosotros mismos.
Hay momentos en la vida en la que empezamos a querernos ver cada día más auténticos.
Al menos eso me pasa a mí!
Llegué a una etapa de mi vida, en la que todo empezó a ser valorado desde otra perspectiva.
Donde todo empezó a tener un porqué.
Hoy me veo diferente, quizá, quién dice, empecé crecer!
Me descubrí una vez más, me miré y vi que estaba viviendo algo que no quería y no podía ser...
Cuántas veces, algún temor nos lleva a aceptar eso?, Si, eso que sabes que no sos, pero tal vez otros esperan o te piden que seas?
Te lo pide el día a día, la sociedad, incluso, esa imperiosa necesidad de poseer más.
No hace mucho que decidí reencontrarme conmigo misma, me paré frente al espejo y me banque el reflejo de verme.
De ver eso que soy, eso que esperaba ser y eso, en lo que me deje ser.
Y la verdad, no me gustó, mi sonrisa no era autentica. Incluso mi mirada.
Cuántas veces al día, te miras y te cuestionas si sos eso que querés ser?
Lo pensas?
Por momentos me siento tan Virgo, siempre analizando todo!!!
Que fácil suena, no?, pero que difícil es hacerlo!
A medida que vamos creciendo, los sentimientos empiezan a ser una pesada carga. Ni hablar del accionar cotidiano. De los miedos, las derrotas, los triunfos, los afectos.
Todo accionar nos condiciona.
La única meta, creo yo, indispensable en la vida de todo ser humano, es la capacidad de aceptarse y permitirse ser...
Ser capaz de tolerar el reflejo que da el espejo, ser lo suficientemente fuerte y dejarse de esconder de uno.
Dedicarse unos minutos para permitirse darle valor a lo importante.
Hoy me permito ser...
Me permito ser menos quejosa y disfrutar más.
Empecé a detenerme en los instantes...
Un instante contemplando la risa de mis viejos, pucha que hoy valoro el tenerlos vivos!!!
Un instante de jugar en el piso con mis sobrinos, sin importar que sucios pueden quedar mis pantalones.
Un instante para disfrutar de una rica comida.
Un instante compartido con esas personas que elegimos y nos eligen...LOS AMIGOS.
Un instante para salir a caminar y dejar que el viento me despeine.
Un instante para poder pedir perdón y dar gracias. Sobre todo, DAR GRACIAS!
Un instante para añorar, para llorar mis penas.
Un instante para enamorarme, incluso de lo prohibido.
Un instante para escuchar a quien necesita ser escuchado.
Un instante para fundirme en un abrazo.
Un instante para sentarme a volar con la mente, para escribir...
Un instante para cantar algún tango
Un instante para hacer alguna travesura, humorada...incluso, una ridiculez!
Un instante para no esconderme.
En este último tiempo aprendí a sumar instantes para disfrutar eso que tantas veces se nos escapa de las manos...
LA VIDA!
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