martes, 4 de julio de 2017

Cuando dejamos de escondernos de nosotros mismos.


Hay momentos en la vida en la que empezamos a querernos ver cada día más auténticos.
Al menos eso me pasa a mí!
Llegué a una etapa de mi vida, en la que todo empezó a ser valorado desde otra perspectiva.
Donde todo empezó a tener un porqué.
Hoy me veo diferente, quizá, quién dice, empecé crecer!


Me descubrí una vez más, me miré y vi que estaba viviendo algo que no quería y no podía ser...


Cuántas veces, algún temor nos lleva a aceptar eso?, Si, eso que sabes que no sos, pero tal vez otros esperan o te piden que seas?
Te lo pide el día a día, la sociedad, incluso, esa imperiosa necesidad de poseer más.


No hace mucho que decidí reencontrarme conmigo misma, me paré frente al espejo y me banque el reflejo de verme.
De ver eso que soy, eso que esperaba ser y eso, en lo que me deje ser.

Y la verdad, no me gustó, mi sonrisa no era autentica. Incluso mi mirada.

Cuántas veces al día, te miras y te cuestionas si sos eso que querés ser?
Lo pensas?

Por momentos me siento tan Virgo, siempre analizando todo!!!

Que fácil suena, no?, pero que difícil es hacerlo!
A medida que vamos creciendo, los sentimientos empiezan a ser una pesada carga. Ni hablar del accionar cotidiano. De los miedos, las derrotas, los triunfos, los afectos.
Todo accionar nos condiciona.
La única meta, creo yo, indispensable en la vida de todo ser humano, es la capacidad de aceptarse y permitirse ser...
Ser capaz de tolerar el reflejo que da el espejo, ser lo suficientemente fuerte y dejarse de esconder de uno.
Dedicarse unos minutos para permitirse darle valor a lo importante.
Hoy me permito ser...
Me permito ser menos quejosa y disfrutar más.
Empecé a detenerme en los instantes...
Un instante contemplando la risa de mis viejos, pucha que hoy valoro el tenerlos vivos!!!
Un instante de jugar en el piso con mis sobrinos, sin importar que sucios pueden quedar mis pantalones.
Un instante para disfrutar de una rica comida.
Un instante compartido con esas personas que elegimos y nos eligen...LOS AMIGOS.
Un instante para salir a caminar y dejar que el viento me despeine.
Un instante para poder pedir perdón y dar gracias. Sobre todo, DAR GRACIAS!
Un instante para añorar, para llorar mis penas.
Un instante para enamorarme, incluso de lo prohibido.
Un instante para escuchar a quien necesita ser escuchado.
Un instante para fundirme en un abrazo.
Un instante para sentarme a volar con la mente, para escribir...
Un instante para cantar algún tango
Un instante para hacer alguna travesura, humorada...incluso, una ridiculez!
Un instante para no esconderme.
En este último tiempo aprendí a sumar instantes para disfrutar eso que tantas veces se nos escapa de las manos...
LA VIDA!

No hay comentarios:

Publicar un comentario