Qué difícil es poner una pausa cuando sentimos que todo en nuestro entorno se vuelve abrumador.
Soy de esas personas que siente que, si se detiene, no avanza.
Pero lo loco de esto, es que muchas veces, creo que estoy avanzando, solo por el hecho de no detenerme. Y no me doy cuenta, que solo estoy ahí. Quizás, justamente, por no poner una pausa. Por dejar que mis actos impulsivos seas más intensos, por no frenar en esos momentos donde la ansiedad pide a gritos que nos detengamos dos minutos, al menos, para respirar.
Hay que aprender a poner pausa y no sentir culpa en el intento.
Cuando nuestras emociones se alborotan, es fundamental sentarnos con ellas y dialogar. Escucharse.
Es necesario y recomendable tomarse el tiempo.
Pararse frente al espejo, si es necesario y mirarse...
¡Mirarse mucho!
Hace un tiempo, hice este ejercicio.
Me tomé esos minutos de pararme frente al espejo, me miré como hacía mucho tiempo no lo hacía...
Fue muy extraño, me encontré tan diferente, vi el paso del tiempo. Esa pausa me mostró todo aquello que no quería ver.
Note que mi mirada no era la misma, no tenía la misma expresión. Desde que tengo uso de razón, mi frente tiene una marca, una línea de expresión, siempre fui muy "chicata", lo que me obligó a forzar mi vista, volviendo esa línea más profunda. El ceño fruncido hace que sea más visible. Fue ahí, cuando note que esa línea, estaba súper marcada. Noté que no estaba siendo del todo feliz.
Pero tuve que tomarme esa pausa para poder aceptar.
No hablo de mirarnos como cuando nos maquillamos, peinamos, etc. Hablo de mirarte con conciencia, buscar tu mirada en el reflejo y ver que te dice.
Los resultados traerán acciones, las acciones nuevos caminos y sobre todo, mucho aprendizaje.
Detenernos, encontrarnos, preguntarnos hacía dónde vamos, muchas veces puede ser incómodo, pero sin duda, a mi entender, enfrentar con la frente en alto esas incomodidades, harán que el día de mañana, todo sea mejor, más sano y más satisfactorio el andar. Sin cargas extras.
Pero sobre todo, poner pausa ayuda a conocernos más a nosotros mismos.
Es tan importante aceptarnos, sobre todo, en esos momentos que estamos solos. Acompañados de nuestro reflejo. Ahí, no hay a quién podamos ocultarle la verdad, ni engañar, somos ese reflejo.
Y por mi forma de ser, es fundamental poder mirarme en un espejo y sentir que ese reflejo si soy yo, con virtudes y defectos, pero es el mío. Y mi miedo más grande es aparentar ser alguien que no soy. Es dejar de ser yo para ser aceptada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario