viernes, 19 de marzo de 2021

Texto para Diego Armando Maradona

 Y un día, no quiso dar más batalla y se entregó.

Finalmente, el 25 de noviembre, del año 2020
falleció Diego Armando Maradona.
El ídolo de muchos a nivel mundial y en mi humilde opinión, dueño de la zurda más brillante de la historia del fútbol.
Una persona, de carne y hueso. Un mortal.
Con virtudes, con defectos.
Desde ayer, cuando me enteré de la noticia, por mi cabeza pasaron un sinfín de pensamientos.
Me pregunté para mis adentros tantas cosas...
Tengo muy claro, que en muchas cuestiones, no coincidía con su forma de pensar /actuar.
La verdad, a nivel deportivo, no tengo dudas que fue un grande, para mí, el mejor.
Disfruté verlo jugar, grité sus goles, con la selección y con mi amado Boca.
Y no digo esto solo por qué sea Argentina.
Tuve la suerte, por mi edad, de poder verlo jugar.
Qué simple parecía el dominio de la pelota entre esas piernas. ¡Qué agilidad!
Me tomé mi tiempo, para escuchar lo que decía la gente. No por que me interese en la opinión de los demás sobre Maradona. No me interesa en lo más mínimo.
Me interesa ver qué tan arrogantes somos a la hora de opinar de valores para con los demás.
Yo no tengo la capacidad de hacer un juicio de los mismos sobre la vida y las decisiones de nadie, esté o no de acuerdo.
Anoche, cuando escuchaba a la "12", allá en casa rosada, hacer sonar las estrofas del himno nacional argentino, miré a mi alrededor y me detuve un momento.
Pensé, fueron unos instantes en los que me fui...
¿Qué difícil debe haber sido su vida, no?
¿Quién puede ser capaz de juzgarlo?
No seamos hipócritas.
Escuché varios comentarios, buenos, malos. De todos tipo.
La realidad es que no era ningún dios. Era un ser de carne y hueso, un mortal más.
Fue un hombre que paso de ser un chico que pateaba la redonda en Villa Fiorito, a ser el jugador más conocido del mundo.
Cuántos de nosotros, los argentinos, al decir en el exterior nuestra nacionalidad, escuchamos una respuesta similar a esta: "Argentina, si. El país dónde nació Maradona,".
¡A mi, me paso!
¡No hace falta ser un historiador, para saber de dónde salió "pelusa" y hasta dónde llegó!
Hay quienes no piensan así, no se identifican con él, creen que fue un tipo, que las tuvo todas.
Y yo me preguntó, al día de hoy, realmente las tuvo todas?
Fama, dinero, mujeres, personas que se acercaron a el por su fama, intereses y adicciones que lo llevaron a una temprano y desolado final.
¿Ustedes, realmente, creen que eso es tenerlo todo?
Un tipo, que durante casi toda su vida, cargó en su mochila, el peso de ser "la mano de dios", en número 1, entre otros miles de adjetivos calificativos. El más conocido del planeta.
Una persona, vulnerable, defectuosa, pero creo yo, que auténtico. Por qué aún, cuando decía cosas o hacia cosas, que yo, en lo personal no comparto, era auténtico.
Un tipo, que desde muy joven no podía salir de su casa, sin tener amontonados periodistas, hinchas, etc.
Un tipo que tuvo, para mi pensar, que formar una coraza para protegerse de el mismo. Escuché tantas cosas, pero algo me sorprendió mucho. Al escuchar a sus compañeros, a esas personas, con las que Diego compartió algo más que un partido.
Todos ellos, hablaron de un Diego simple, austero...
Un Diego, puro corazón.
Es ahí, dónde realmente, me agarra pena.
Dónde realmente, pienso... Quién soy yo para juzgar?, desde que lugar, puedo opinar y emitir un juicio de valores?. La verdad, yo no lo conocí jamás, no tuve la capacidad de ver que le generaba alegrías, angustias, ira... ¿Desde que lugar podría hacerlo?
Se lo que saben muchos, mediante redes sociales, entrevistas, notas, mediante las miles de jugadas que nos dejó, su carrera deportiva.
Yo no quiero ser hipócrita. No puedo, lo siento si alguno sale defraudado al leer esto.
Diego, solo puedo decirte, mediante estas líneas, que gracias a vos, en parte entendí lo que es el fútbol. Porque verte jugar, siempre va a ser uno de mis grandes recuerdos.
Fuiste un deportista, que a mi país, lo supo poner, a nivel deportivo, en la cima del mundo.
De tu vida personal y de tu accionar, no puedo opinar. No te conocí.
No estuve en tus zapatos, ni caminé tu camino ...
Desconozco por completo tus dolencias.
Como Argentina, te agradezco por despertar tanta pasión por un deporte.
Espero, que finalmente, puedas descansar en paz.
¡Buen viaje, Barrilete Cósmico!

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