Un día alguien me dijo que ser demasiado sensible nos vuelve vulnerables.
Que extrañar, nos vuelve frágiles.
Que amar en vano, nos debilita por demás.
Que soñar alto, hace que la caída sea más dolorosa.
Sin embargo, entendí , con experiencias , que los sentimientos más bellos y con mejores enseñanzas son aquellos que nos provocan sensibilidad.
Extrañar es uno de ellos...
Muchas veces, algún recuerdo con alguien que ya no forma parte de mi vida, produce en mí ese sentimiento.
Me hace pensar en lo vivido. Lo que aprendí de aquella persona.
No importa cuál sea la vivencia a recordar. Lo importante es lo que aprendí.
Noches como las de hoy , son las indicadas para perderme en mis recuerdos y extrañar.
Extrañar ese amor que ya no está.
Extrañar a esa persona que se fue...
Esos recuerdos llegan cargados de emociones. Algunas veces son acompañadas de alguna lágrima. Otras de sonrisas...
Pero en ambos casos, la experiencia fue increíble.
Amar nos vuelve humanos. Nos hace fuertes.
Cuando amamos de verdad, nos comemos el mundo.
No importa cuantas personas habitan en él, porque la única persona importante es la que esta en nuestro corazón.
Tenemos una capacidad infinita para amar, solo hay que permitirse hacerlo.
Los sueños más increíbles que tuve, fueron aquellos en los que "desperté " de golpe.
Los inconclusos...
Todo sueño es posible, mientras tengas un mañana.
Los sueños nunca se pierden...algunas veces, solo se posponen.
Lo importante de los mismos, es el impulso que nos genera para cumplirlo.
La vulnerabilidad para con uno mismo, aparece cuando ocultamos los verdaderos sentimientos.
La fragilidad más absurda, aparece cuando se finge extrañar.
Todo ser humano, en algún momento de su vida extraña.
Puede ser a esa persona, o simplemente a sí mismo en determinado momento.
Amar, sea o no en vano, jamás puede volverte débil.
Cuando se ama, se supone que estamos dejando de pensar en nosotros, para pensar en él otro.
Seria absurdo pensar que corrernos de nuestro egoísmo puede ser en vano.
Aunque termines con el corazón destrozado. Amar sigue siendo lo más maravilloso del mundo.
Puede que no tenga razón, puede que sea demasiado sensible.
Pero no tengo dudas, que cuando más sensible estoy, más humana me vuelvo